I'm floating in a most peculiar way, and the stars look very different today

jueves, 9 de marzo de 2017

La dep en mi teclado.

Como siempre, abro el blog guiada por un impulso poco claro, que me dice que escriba, pero no qué coño decir. Sigo con mi vieja costumbre de releerme y entrar en el bucle de fustigarme por no haber avanzado nada con terapias diversas de por medio, desde las más científicas hasta las más improvisadas. Todo lo que escribo se parece, pues al fin y al cabo la basura es basura, en 2010 y en 2017, pero no deja de darme vértigo pensar que el virus de la bola negra me acompañará siempre que me sienta al borde del fracaso. Estoy como a menudo, al límite. Cambia de tonalidad y de protagonistas, pero el sentimiento que viene de vuelta es el mismo. No pretendo ser especial, no lo soy en absoluto y aún así me sigue rompiendo por dentro intentar explicarme y muchas veces no encontrar consuelo real sino frases hechas, basadas en plantillas que rara vez funcionan y a menudo te cargan con una culpa que no deberías sentir pese a que no se te echa encima de forma consciente. La introspección siempre me tuvo muy entretenida y me ayuda a mantener los pies en la tierra, sin embargo cuando va cargada de auto reproches deja de ayudar para convertirme a mí misma en mi peor enemiga. Mi gran reto en la vida es mantener el contacto con la realidad y conmigo misma, perdonarme cuando sea necesario y quererme siempre. Al fin y al cabo soy la única persona con la que voy a pasar absolutamente todos los días del resto de mi vida, por lo que necesito convencerme de que no me hace falta más comprensión que la mía propia. Mi bola negra está muy revuelta desde hace unos meses, quiere protagonismo, y aunque intente resistirme a darle el papel principal en la historia, a veces se une con el ego y forma una especie de DosCaras maligno que se alía vilmente con el alcohol. Me obliga a emborrachar a mi autoestima para despistarla y salir libremente a generar el caos en mi cabeza y mi vida social. No puedo evitar sentirme ridícula y absurda, como ese personaje que evoca simpatía y pena a partes iguales en cualquier película con escenas de bar. Pese a ello ni por asomo quiero encarnar el papel de la borracha con su comentario estúpido de turno, pues en el fondo mi autoconcepto y mi valor real no son tan malos, solo mi memoria para tenerlo presente lo es. Y vuelta a empezar. .......Reseteando una semana más.......