A veces me doy cuenta de que ya no sé escribir con claridad lo que pienso. Una de las vías que me ayudaba a aclarar mis pensamientos y preocupaciones, cada día se hace más estrecha.
Ocupo mi tiempo en entretenimientos banales, mientras me castiga la conciencia por no aprovechar el tiempo en algo más útil para mi mente. Quizá sigo empeñada en demostrarme a mí misma que no valgo la pena. Mierda.
viernes, 24 de diciembre de 2010
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